domingo, 16 de mayo de 2010

Descuajaringarse

Que lindo es explotar en carcajadas y regalar pedacitos de alegría. Sentir que te falta el aire porque en tu cuerpo sólo hay lugar para el regocijo. Que paradoja más linda la de llorar de alegría. Sufrir el dolor de panza, pedir a gritos que se termine la carcajada, padecer un espasmo de diversión y convulciones de satisfacción. Que lindo es aportar comentarios a la ronda de exageraciones y risotadas entre amigos. Y cuanto más insólito y estúpido es es el comentario más síntomas risueños nos provoca. ¿Será que esas cosas tan estúpidas e insólitas son el disfraz de la gigantesca que todos buscamos con el ceño fruncido?